Corres sobre la firmeza de una especie de espejo gigante que no encuentra final, el cielo es una copia exacta de este tan extraño suelo; tienes miedo pero no sabes de que y el no saber te carcome hasta el centro, tu solo corres jadeando desesperadamente entre miles y miles de reflejos tuyos perfectamente coordinados contigo, encima y debajo de ti…
Los ves y tiemblas…
Los ves y lloras…
Los ves y deseas que no existieran leyes de física alguna que permitan reflejarte; pero ves a tu lado tanto vacío negro y profundo que intentas no doblar ningún centímetro por temor a no encontrar aire; advirtiéndote que donde estas no hay leyes de ningún tipo…
Y tus reflejos aún te persiguen…
Y mientras con impotencia vas perdiendo tu cordura sientes cada vez mas cerca aquella, a su vez independiente, incoherencia que te persigue cada vez mas próxima a amordazarte por la eternidad…
Y sigues corriendo mientras el exterior y tu mente te van convirtiendo poco a poco en un mártir…
Tu solamente sigues corriendo…
Sin adrenalina que te pueda ayudar con el dolor...
Sin cansancio que pueda hacerte caer y rendir…
Pero con mortales síntomas de deshidratación, desolación y paranoia que no quieren acabar al fin con tu, actualmente, inútil existencia…
Y cuando sientes que ya pasaron millones de siglos recorriendo el infinito demoledor sobre y bajo esos espejos interminables con tus fotos dicromáticas; negras y blancas; imitando tu correr sin esperanza, vez una puerta de hierro puro tan lejana como tus ganas de siquiera algo que pudiste sentir cuando no estabas en este infierno…
Pero ya es tarde…
Tarde para que tu cordura, tu conciencia, o tu octavo sentido te hicieran querer incontrolablemente alcanzar esa puerta…
Y ahora encuentras tu perdición, cuando te acercas a la puerta resplandeciente y no sabes si será peor cruzarla o quedarse en ese sueño interminable…
Ya estas muerto y sin esperanzas…
Sin poder siquiera imaginar algo vagamente mejor...
Y sigues corriendo, sin querer ni detenerte ni acercarte a esa puerta; el miedo ya paso de ser tu dueño a ser tu creador, te esta moldeando a su merced sin que te des cuenta, pero a la vez, sabiéndolo…
Y mientras te acercas a la puerta, sin saber aún si será peor futuro, alcanzas a sentir miles de presencias sentenciadoras…
Miles de “alguien o algo” que te siguen en una persecución indominable…
Estas seguro de que no provienen desde ninguno de los grados del horizonte y temes mirar e alguna dirección que coincida con el eje vertical que te llevara a tus pies o a lo alto de tu cabeza, donde te persigues millones de veces…
Solo cuando oyes crujidos de madera veloces e interminables te atreves a mirar hacia abajo, y te ves a ti mismo, infinitas veces, gateando con una velocidad esquelética y mirándote con los ojos inundados del petróleo mas tenebroso y negro…
Por cada extremidad que rechina posándose en el espejo perpetuo suena una penetrante madera vieja que te hace caer en la locura más insaciable…
Comienzas a gritar y a gemir desgarrando todo silencio cuando vez bajo los ojos sollozantes de tus clones, detalladamente exactos tras los espejos, una sonrisa espeluznantemente inefable…
Ya no queda alma en tu cuerpo, o almenos eso sientes, cuando decidiste correr aún mas rápido con los ojos cerrados hasta la puerta para colapsar con esta y, en un intento final y desesperado, acabar con todo esto, empezando por ti…
Cuando ya sientes esa puerta venir hacia ti aprietas cada partícula de tu cuerpo y crees que será tu final, tu tan anhelado pero no alentador final…
Y cuando te das cuenta de que todo paso, surge la chispa que revive tu razón y te dice que no chocaste con aquella puerta…
Quizás la traspasaste…
Quizás se abrió antes…
Quizás alguien la abrió, desde el otro lado, para ti…
Abres los ojos totalmente descansada al fin, pero la luz te ciega…
Poco a poco alcanzas a divisar algo…
Solo dime que ves…
2 Gotas Derramadas:
Karma
Cobardia y opinion errada
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